Historia de la plateria en Chile

Juego de Té, Platería Sáez

         Resulta curioso que en Chile, un país minero, la artesanía en metal no tenga gran relevancia. Esto es porque las obras en este material requieren un trabajo de alto conocimiento, que las culturas primitivas no desarrollaron sino hasta la llegada de los españoles.
El verdadero arte de la platería se desarrollo en Chile a medida que avanzaban los tiempos de la Colonia y comenzó a aparecer cierto bienestar y comodidades incipientes. En 1737, un curioso documento otorga poder a Pedro Lepe para la defensa de los fueros liberal de la platería, en labrar la plata como el oro. Es así como los plateros comienzan a conformarse como la aristocracia de la artesanía colonial
El aprendizaje del oficio era lento. El aprendiz debía permanecer al menos 6 años en el taller para ascender a maestro, para posteriormente someterse a un riguroso examen ante las autoridades de los gremios elegidos por el Cabildo.. El más original y notable de los plateros fue Manuel Adrián, quien ejecuto excelentes piezas. Lamentablemente, todas esas obras no llevan sellos ni punzones, siendo imposible identificarlas con certeza en nuestros días.
Nuestro país fue rico de norte a sur en yacimientos de plata. Aunque no existía una orfebrería plateresca vernácula hasta la llegada de los españoles, si existieron notables piezas de plata desarrolladas por los habitantes incas que poblaron el territorio que hoy llamamos Chile.
Los objetos coloniales de plata pueden clasificarse en Orfebrería Religiosa, que incluye desde atriles, aureolas, bandejas, cálices y candeleros hasta ciriales, copones, coronas e incensarios; Orfebrería Civil, con aguamaniles, azucareros, bastones, candeleros, espejos, licoreras, pailas, juegos de te, soperas, cucharones y botones bordados en hilo de plata, y Orfebrería rural, con cuchillos, dagas, espuelas, estribos, facones, rastras, todos instrumentos utilizados por los terratenientes en la faena agrícola.

"Corporación Cultural Las Condes"